¡Hoy es domingo! Y soy la única que no había caído. El día 7 de este reto se ha presentado de bajón, a ver qué comía yo ahora….
Menos mal que existen los supermercados que abren todos los días, aunque tienen el inconveniente de tener poca variedad y precios menos asequibles.
Ya plantada en el Covirant, ha comenzado mi búsqueda del menú dominguero. Pan…salchichas….pasta…. ¿Tomate frito a 0,40€? ¡Esta es la mía! No se hable más, hoy me quito la espinita de comer pasta con tomate, como a mí me gusta.
El paquete de espaguetis me ha costado 0,57€, tamaño pequeño así que no he podido disfrutar de grandes platos de pasta. El tomate frito a 0,40€, el más barato que he encontrado hasta ahora. Total de la compra = 0,97€.

Nada para antes de comer, nada para merendar, pero feliz por comer algo sabroso y apetecible. Sí, hoy he pasado hambre, y por eso he dormido un poco después de comer. Soy ya una experta engañando a mi cuerpo y a mi mente.

Hoy me he dado cuenta de que estos días no estoy haciendo nada de provecho. Al no poder concentrarme y tener sueño a todas horas, no puedo leer, ni estudiar, ni escribir…. ¿Cómo será tener hambre mientras eres un niño que va al colegio y tienes deberes y exámenes? Con perdón de la expresión, bastante jodido.
Para terminar voy a hacer una confesión, estoy un poco harta de esta situación. Despertarte con los rugidos de tu estómago y saber que hasta la hora de comer no tendrás acceso a ningún alimento es una M como una casa de grande.
Yo termino en tres días, pero es inevitable pensar en cómo sería si esta situación no tuviera fecha de caducidad. No se lo deseo a nadie, y mucho menos a los niños.
Gracias por estar ahí, y acuérdate de mí en tu próximo desayuno 😉
Deja un comentario