Comienza la cuenta atrás….
Hoy me ha costado bastante levantarme. En parte tiene su lado bueno, cuanto más duermo menos hambre siento. A la tarde practico esta técnica, y eso que no soy amante de las siestas.
Otro truco es mantenerme activa desde que me levanto y retrasar la hora de la compra, de este modo me “ahorro” el desayuno y puedo reservar la comida para el resto del día.
He de decir que el hambre nunca desaparece, aunque hay días y días….
Hoy por ejemplo he conseguido hacer una buena compra. En Supersol he comprado una barra de pan, me ha costado 0,36€.
Algo había que ponerle a ese pan, así que he ido al Aldi y allí he encontrado chopped por 0,55€. Me sobraban 0,09€, así que he ido a probar suerte con los plátanos, la fruta más barata que he encontrado en estos 6 días. He escogido el más pequeño y me he dirigido a la caja cruzando los dedos para tener suerte.
¡Y funcionó! Te parecerá broma pero costaba justo 0,09€, yo tampoco me lo puedo creer.
Así que la compra de hoy ha salido redonda… Total = 1€ (bailemos junt@s).

Cuando he terminado de comprar era casi la hora de comer. No me hace mucha gracia el chopped pero un bocadillo siempre llena y sacia.
He guardado un poco de pan para la cena y otro poco para la merienda, que ha estado compuesta de pan con aceite y azúcar y el plátano. Bastante bien ¿verdad? Pues al rato ya tenía hambre.

Hasta la hora de cenar me he entretenido haciendo cosas de casa y cuando me he dado cuenta ya eran más de las 22:00. Después de comerme el bocadillo sigo teniendo hambre….
Lo bueno es que esta situación es temporal y en cuestión de 5 días podré tomar mi anhelado desayuno. Lo malo es que cada vez que pienso que esta situación es permanente para muchas familias, mis ánimos se vienen abajo.
Esto me está cambiando de una forma que no esperaba. Y tú, ¿qué opinas?
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